Museo Histórico de Cera

Museo Histórico de Cera


buenos aires - argentina

Alerta

Programas Educativos: Nivel Inicial, primario y secundario. De Marzo a Diciembre.

Las visitas utilizan diferentes soportes educativos a lo largo del recorrido, complementados con contenidos especialmente diseñados para que el alumno pueda profundizar los conceptos previamente trabajados en el aula.

Informes

Dr. Enrique Del Valle Iberlucea 1261
(a 10 metros de la Calle-Museo Caminito).
La Boca. (C1160ABM).
Buenos Aires - Argentina.

(5411) 4301-1497
[email protected]
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Horario:
Abierto de lunes a viernes de 11 a 18 hs. Sábados, domingos y feriados de 11 a 19 hs.

El Tango

Tango Bailado entre Hombres

Su origen

El Tango se gesta en ambas márgenes del Río de la Plata entre 1850 y 1890. A principios del siglo XIX con su aceptación popular a nivel mundial la danza evoluciona hasta su forma actual.

Este baile que se originó en el puerto de Buenos Aires y rápidamente se extendió a los barrios del sur, como San Telmo, Montserrat y Pompeya, tuvo su crecimiento paralelo con el de la sociedad argentina, formada por inmigrantes europeos, que aportaron muchos de sus elementos.

Alrededor de 1860, entre los criollos y gauchos rioplatenses, marineros, indios, negros, y mulatos, se bailaba suelto músicas como valses, de origen austríaco y alpino; pasodoble y tango andaluz; zarzuela; bailes de origen escocés; habaneras, de origen cubano; polka; mazurcas, cuadrilla y milonga; teniendo como base el fandango y el candombe de los negros. En esa época aún no existía el Tango, en tanto danza propiamente dicha.

El sonido del bandoneón (de origen alemán) se incorporó como algo imprescindible a pianos, guitarras criollas, contrabajos y violines.

En los barrios surgió el "tango arrabalero," aquel que bailaban en el arrabal, hombres y mujeres con los cuerpos fuertemente abrazados, y que escandalizó a la sociedad de la época.

Condenado por la iglesia y prohibido por la policía por incitar al escándalo, fue asociado con la lujuria y la diversión "non sncta" junto a la bebida y el baile.

Su prohibición obligó a bailarlo en sitios ocultos hasta haber entrado en el siglo XIX, por eso su ambiente de nostálgica pasión.

Amparados en la oscuridad de la noche, guapos y arrabaleros deslizaban sus sentimientos en lo profundo de un verso, una melodía o bailaban abrazados a su ardiente compañera.

En ese entonces, solamente los estratos sociales humildes, los del suburbio, cultivaban esa danza. El Tango surgió en burdeles, rancherías y boliches. Los prostíbulos lo fomentaban con la finalidad de aproximar los cuerpos masculinos y femeninos.

Era concebido como "vulgar" por los estratos más conservadores, marginado socialmente por buscar la sensualidad y el placer.

La insólita fusión de lenguas, conocimientos y costumbres genera el fenómeno del tango y paralelamente un lenguaje, el lunfardo.

Esta manera de hablar tomaba palabras de algunos dialectos italianos, y de otras lenguas traídas por los inmigrantes, absorbidas y adaptadas al porteño.

Al principio era el lenguaje de los presos y los delincuentes, comúnmente hablado por la gente del puerto. El lunfardo es al castellano lo que el cokney o el slang son para el inglés británico y al inglés americano.

La Evolución

En 1910 el tango fue bailado en París, ampliando rápidamente su popularidad en todo el Mundo. Su glamour conquistó a los sectores más altos de la sociedad y fue bailado en casi todas las capitales europeas.

Los encargados de presentarlo en los salones del viejo mundo fueron los jóvenes hijos varones de las familias tradicionales porteñas, que hacía tiempo frecuentaban los lugares de Buenos Aires donde se bailaba el tango, para disgusto de la sociedad porteña, que aún lo veía con malos ojos por sus escandalosos antecedentes.

Su aceptación final llevó un tiempo más hasta que fue considerado como una necesidad de expresión popular.

La evolución de sus las coreografías lo mantuvo vivo y vigente; en caso de que hubiera permanecido bajo una única forma, habría desaparecido o "sería motivo de un simple recuerdo escénico, como otras formas de danza popular", (Dinzel, 1994).

Jorge Luis Borges, el célebre escritor argentino, dedicó muchas páginas a las historias de "malevos" o "guapos", alimentadas por sus propias experiencias y por los mitos que estos personajes representaban.

Hollywood hizo popular al tango en Norteamérica, a través de la figura de Rodolfo Valentino, quien lo bailó vestido de gaucho.

Origen de la Palabra Tango

Entre los muchos misterios que encierra el tango, el primero es el de su propia denominación. La voz tango se encuentra en las culturas africana, hispánica y colonial. Según algunas teorías, tango derivaría de tang, que en una de las lenguas habladas en el continente negro significa palpar, tocar y acercarse. Entre los bantúes, además, hay dos idiomas que se denominan tanga y tangui. Y entre las lenguas sudanoguineanas Figura la tangalé. Curiosamente, el contenido hispánico de la palabra se acerca a la africana tang. Tango en castellano es considerada una voz derivada de tangir, que en español antiguo equivale a tañer, y de tangere, o sea, tocar en latín.

En la colonia, a su vez, tango era la denominación que los negros daban a sus parches de percusión. Ellos la pronunciaban como palabra aguda: tangó. Y tangó eran también los bailes que organizaban los africanos llegados a la fuerza al río de la Plata. En esas reuniones se creaban tales desórdenes que los montevideanos ricos, y auto considerados respetables, llegaron a pedir al virrey Francisco Javier Elío que prohibiese "los tangos de los negros".

El Lenguaje Popular

El lenguaje popular es el que se usó en las primeras letras de corte orillero. Si bien hay expresiones lunfardas adoptadas por el idioma orillero, ellas son en realidad una forma de comunicación entre delincuentes, practicada solo por los iniciados. El lenguaje del orillero es de su particular inventiva; siempre gráfico, exacto en la alusión; metafórico y onomatopéyico meritísimo, siempre inclemente en la ironía; y siempre novedoso porque ese orillero es un incansable renovador de su pintoresco léxico".

El Lenguaje Lunfardo

El lunfardo es la forma de comunicación de los delincuentes, sobre todo de los ladrones y proxenetas. Uno de sus principales objetivos es disimular las intenciones de quienes lo practican. Difícilmente ese material humane puede producir una poesía rica, capaz de trascender al gran público.

La estructura del lunfardo se nutre de la sustitución de sustantivos, verbos, adjetivos e interjecciones castellanas por términos, a los que se les cambia el significado, provenientes de la germanía, del caló, del italiano y sus dialectos, del francés, del portugués, del inglés, de las lenguas indígenas y hasta de palabras hispánicas a las que se les da un sentido que nada tiene que ver con el original.

Un elemento auxiliar del lunfardo es el vares, o sea la pronunciación de las palabras cambiando el orden de las sílabas: tango es gotán, bacán es camba, Mejo esjovie, cabeza es zabeca y así sucesivamente.

Obviamente, este "idioma" no tiene reglas fijas y muestra un enorme dinamismo. La gente del hampa y los internos de las cárceles ensayan continuamente variaciones que, cuando tienen éxito y son aceptadas, se expanden a velocidad vertiginosa.

El Lenguaje Culto

Los linguistas llaman lenguaje culto al que usan los estratos superiores de la sociedad, con lo que se otorga a la cultura un énfasis clasista. Por eso estima que la denominación es poco acertada y que debería hablarse de lenguaje de las elites, "pues la cultura en su sentido amplio abarca todas las manifestaciones ideológicas y todos los estratos sociales de una nación".

Con ese significado equívoco, "el lenguaje 'culto' no es cosa frecuente en las letras del tango. Trascendida la etapa ingenua de los peringundines y superado el ciclo lunfardesco, del cabaret, el tango se convierte en el amplio receptáculo de la inspiración popular. El lenguaje, pese a ciertas recaídas herméticas se aclara; los temas se multiplican; el funcionalismo cultural se va precisando con definido sesgo. El tango es ahora un comodín que expresa las alegrías, las tristezas, las inquietudes, las chabacanerías y los prejuicios del pueblo. Las letras cantan a todas las instancias de la complejidad vital; la civilización de masas asoma en ellas su proa maciza y plasma, de modo sumario pero total, una ética, una estética, una sociología, una axiología y una metafísica populares".

Un Sentimiento Triste que se Baila

El tango fue danza antes que nada. Creación espontánea del hombre y la mujer en el escenario prostibulario del arrabal de otros tiempos, Los músicos, casi todos intuitivos, tuvieron que adaptarse a esa nueva forma de bailar y a su vez, crearon la música que alcanza su redención después del triunfo en París.

El tango nació como danza. Como una forma distinta de bailar lo conocido hasta entonces: habaneras, mazurcas, chottis, milongas... Un producto popular propio del arrabal, el escenario donde al principio fue a devenir el gaucho convertido en compadre, y enseguida el compadrito y los negros libertos que ya encontraban espacio en la ciudad. El escenario facilitó el hallazgo. En el prostíbulo era posible abrazar a la pareja, ceñirse a su cuerpo: rostro contra rostro, pecho contra pecho, vientre contra vientre, muslo contra muslo, pulso contra pulso. Horacio Ferrer ha creído ver en ese fugitivo instante en que se abrazan la pupila y el compadrito un soplo de divinidad.

"Macho y hembra -dijo- atados en nombre de la belleza, se elevan sin querer sobre su propia bazofia. Y ungidos artistas, intentan el purísimo ejercicio de la soledad entre dos. Bailan y bailan creando lo que nunca jamás ha bailado nadie". Se considera un bizantinismo sin sentido, totalmente irreal, pretender esquematizar una coreografía del tango y sus figuras. El tango de los comienzos fue, a su juicio, "la más desgarrada o improvisada y repentina creación coreográfica para una pareja que superará, a estos respectos, a las creaciones del barroco popular español o al alto alemán vals".

El bailarín le proponía a los músicos intuitivos de entonces, intérpretes generalmente de guitarra, flauta y violín, la intensidad del ritmo con una exhibición cambiante de figuras que iban creando sobre la marcha: el corte, la quebrada, la corrida, el ocho, la media luna... Ellos fueron los inventores de la danza.

La historia hablará de aquel tango orillero. Después vendrán el "canyengue" y el liso o de salón. Formas distintas de bailar " un sentimiento triste", según la acertada definición de Enrique Santos Discépolo.

El Tango es Cosa de Hombres

La hipótesis de que la coreografía tanguera nació como burla al candombe negro encuentra asidero en su propia evolución.

Todos los testimonios coinciden en que las filigranas de un tango comenzaron a bordarse de forma individual. El compadrito, en una esquina, demostraba a sus amigos, o a la mujer que quería conquistar, sus habilidades para el corte y la quebrada. Es la creación de un solitario que exhibe orgulloso algo que no existía.

"Es mentira, es error, es novelería de intelectuales friolentos que recién descubren el tango y se quieren calentar la sangre con su rescoldo, decir que el tango fue bailado por hombres solos en su comienzo. El baile en parejas de hombre y mujer es un simulacro de acoplamiento en las sociedades primitivas y lo sigue siendo hoy, a pesar de todas las fiorituras interpuestas por el salón entre la coreografía y el sexo. El tango como antes la milonga, y antes todavía la danza, se bailó siempre en pareja de macho y hembra. Cuando bailaban dos hombres juntos era para aprender pasos difíciles por sencillas razones pedagógicas. Y nada más. Buscar otras motivaciones seria tonto, si no grotesco.

Porque aunque parezca absurdo, en tanto danza de parejas, el tango comenzó siendo bailado entre hombres. Ya Evaristo Carriego, el primer gran poeta de los barrios populares de Buenos Aires, lo testifica, alrededor de 1906, en su poema El alma del suburbio: En la calle la buena gente derrocha/ sus guarangos decires más lisonjeros, /porque al compás de un tango que es "La morocha / lucen ágiles cortes dos orilleros.

Pero el verdadero criollo, el argentino, es pudoroso de su intimidad. Rechaza él ostentoso manoseo público, por respeto a sí mismo y a su compañera."

Inicio de la Mujer en el Baile

La mujer se plegó a la danza inmediatamente en las piezas cuarteleras, los burdeles, los peringundines y las academias. Pero no sería hasta alrededor de 1904 cuando las damas de los barrios populares se atrevieron a bailarlo.

Entre las primeras, a pesar de gozar de gran fama en el arrabal porteño, la tradición oral y alguna perdida crónica apenas han dejado nombres o sobrenombres: la Parda Refucilo, Pepa la Chata, Lola la Petiza, la Mondonguito, María la Vasca, la China Venicia, María la Tero, Carmen Gómez, la Parda Flora y la famosísima rubia Mireya, que actuó en locales de muchos barrios porteños. Mireya, también conocida como la Oriental porque nació en Uruguay, inspiró dos tangos: Tiempos viejos, de Manuel Romero y Francisco Canaro, y La rubia Mireya, de Augusto Gentile.

Pero el tango como danza no quedaba limitado a los bajos fondos o a sus ambientes cercanos. Se extenderá a los barrios proletarios y seria la alegría de bodas, cumpleaños y fiestas de todo tipo.

Después vendrá el baño lustral, sucederá la adecentada coreografía, será aceptado en las mejores familias. Y de alguna manera, dejará de ser, un poco, el tango prepotente, desafiador y alegre de los orígenes, para teñirse de cierta ablandadora sentimentalidad, fugándose cada vez más de los pie La Música prostibularia.

A fines del siglo XIX y comienzos del XX, los habitantes de los centros urbanos, la aristocracia y los escritores que no se acercaban a las periferias, o que si lo hacían mantenían una actitud hipócrita, consideraban al tango como un producto del lupanar.

Esta concepción no se ajusta ni a la justicia ni a la verdad histórica. Muchos de quienes la sostenían lo hacían de buena fe, pero otros muchos sólo destilaban de esta forma el odio o el desprecio hacia las manifestaciones populares. Este desprecio era algo corriente en las clases altas, que veían al tango como un producto propio de las clases marginadas, que habitaba en los suburbios.

De todas formas, no se puede desconocer en los orígenes del tango una influencia prostibularia. De relativa importancia, sobre todo en los primeros tiempos, pero nunca con el peso de los antecedentes musicales ya analizados. Ocurría que esas formas de música que sirvieron de precedente al tango, la de origen hispánico y la milonga, así como muchos otros géneros europeos, se cantaban en los quilombos del Río de la Plata.

Como se cantaban en los teatros, en las casas de familia y en todo tipo de fiestas. Con una diferencia. El ambiente libertino del prostíbulo y el alcohol desinhibían a los concurrentes y favorecían la improvisación, las obscenidades y las zafiedades. Las letras de las habaneras y de las milongas eran modificadas y adaptadas, en mezclas con altas dosis de humor y groserías, al lugar donde se cantaban.

Suburbio y Arrabal

La mala fama del tango se convirtió en una leyenda negra. Era la música y la danza de las prostitutas y de los malevos. Al respecto, muchos autores insisten machaconamente con la vinculación del género con el hampa y el prostíbulo que, según ellos, contagia a la soldadesca y a locales de diversión frecuentados por delincuentes.

El tango son los compadritos que dirimen sus diferencias en duelo criollo en una solitaria esquina, la prepotencia del más fuerte y el amor que se vende al mejor postor. Incluso escritores como Jorge Luis Borges vieron el origen de la coreografía del tango en los movimientos de los duelistas, esquivando y tirando puñaladas.

Esto, sin embargo, es una simplificación y, como tal, peligrosa. El tango nace entre malvivientes, pero también entre gente honesta, entre los peones rurales expulsados del campo por la nueva organización empresarial de la estancia, dónde la ganadería extensiva requiere menos mano de obra, y entre los miles de italianos y españoles que llegaron a Buenos Aires y a Montevideo.

Es una voz atenuada, dulce, si se quiere hasta piadosa. Sí, designa a la baja ciudad, pero toda vez que la habita el humilde de buena costumbre. Esa palabra es: suburbio. Ferrer contrapone suburbio a arrabal, Este término -explica- proviene del hebreo rabah, que significa multiplicarse, desbordar la ciudad, o del árabe arraba: extramuro.

"Por todo lo contrario de suburbio -afirma el autor-, tiene esta palabra una misteriosa potencia fonética. Algo así como una oscura pólvora acústica que se gatilla en la erre, pega tres sordos estampidos en las aes, y fulgura como matando en la ele final: ¡Arrabai! Y hay que escribirla con mayúscula y entre signos de admiración, porque así lo exige su sonoridad: Arrabal nombra, claro, el bajo urbano de la mala vida."

Los suburbios, entonces, eran los conventillos, los cuartos de pensión, las casas humildes donde se amontonaban varias familias, los lugares donde las madres cocinaban y lavaban la ropa y los padres tenían un estrecho lugar para echarse después del trabajo o de pasarse horas y horas buscando conchabo y dónde los niños se reunían a jugar en las calles o los patios por falta de espacio. Era en los suburbios donde vivía el inmigrante recién llegado pero dispuesto a hacer fortuna, y donde encontraba alojamiento el criollo trasladado a la capital. Eran Boedo, la Boca, la Concepción y Montserrat en Buenos Aires, y Goes, Palermo, Aguada y la Unión en Montevideo. Y las zonas portuarias en general de ambas ciudades, por supuesto.